SUCRE EMANCIPADOR
Constructor del Patriotismo Nuestro Americano
Sucre, “Tierra de gracia”, irrumpe en la historia con caudales de grandeza con motivo de dos hechos de significativa trascendencia histórica: el primero de ellos ser la primogénita del continente. El segundo, ocurre el 3 de febrero de 1795, cuando se convierte en la cuna del más completo y preclaro héroe de la gesta emancipadora: Antonio José de Sucre, de quien dijo el Libertador: “… es el padre de Ayacucho, el redentor de los hijos del sol”.
Sucre, hombre de excepción que antepuso al uniforme militar sus múltiples virtudes ciudadanas: nobleza de espíritu y humanidad, que le colocan en sitial de honor dentro de la historia patria.
¿Cómo fue la vida de este revolucionario?
Constructor del Patriotismo Nuestro Americano
Sucre, “Tierra de gracia”, irrumpe en la historia con caudales de grandeza con motivo de dos hechos de significativa trascendencia histórica: el primero de ellos ser la primogénita del continente. El segundo, ocurre el 3 de febrero de 1795, cuando se convierte en la cuna del más completo y preclaro héroe de la gesta emancipadora: Antonio José de Sucre, de quien dijo el Libertador: “… es el padre de Ayacucho, el redentor de los hijos del sol”.
Sucre, hombre de excepción que antepuso al uniforme militar sus múltiples virtudes ciudadanas: nobleza de espíritu y humanidad, que le colocan en sitial de honor dentro de la historia patria.
¿Cómo fue la vida de este revolucionario?
Su vida fue de una lucha continua: luchó contra la adversidad, los elementos diversos, las distancias y las fallas humanas. Su preocupación por la eficiencia en la administración y los servicios, llenaron horas de su vida. Fue indoblegable en su actitud vigilante por la probidad; castigando sin vacilar y con rigor los vicios, las corruptelas y los crímenes. El patriotismo, el honor, la lealtad y la gratitud, conformaron el código de su vida.
Su portentoso talento, su espíritu selecto y nobleza de corazón; estuvieron siempre presentes en el curso de su vida guerrera; incrementándose aún más en la victoria.
¿Cuál es la imagen de un revolucionario?
Sucre es la imagen viva de lo que deber ser un revolucionario hoy. Ser humano que desde los primeros años de su juventud batalló y luchó por la libertad y la unidad de Suramérica. Fue leal a Bolívar, a la Patria y al pueblo. Dedicó su vida entera a Venezuela, dejando vivo ejemplo de lo que es ser un verdadero revolucionario.
¿Cuál es nuestro compromiso revolucionario?
Hoy, nos ha llegado la hora de darle feliz término, a la Independencia inconclusa: esa es la celebración que nos convoca y nos da presencia; que nos enaltece y nos compromete. Hoy, más que nunca, es la hora de Sucre.
Como ha expresado el presidente Hugo Chávez, el 2010 es un año marcado por la trascendencia. Año Bicentenario del inicio del proceso de Emancipación de Venezuela y de Nuestra América. Entramos en el epicentro de la Era Bicentenaria, por eso debemos darle la más victoriosa continuidad al empeño emancipador emprendido hace doscientos años por Sucre.
Justo es recordar, una vez más, las palabras del Gran Mariscal de Ayacucho: “Cuando la América ha derramado su sangre para afianzar la libertad, entendió también que lo hacía por la justicia, compañera inseparable. Que sin el goce absoluto de ambas, habría sido inútil su emancipación”.
La voz de Sucre nos está llamando a la batalla: pues sin el goce absoluto de la libertad y la justicia, es decir de la igualdad, la Independencia quedaría inconclusa para siempre. Y ello sólo será posible por la vía heroica del socialismo.
¿Cuál es el reto a enfrentar?
El inmenso retos que enfrentaremos este año que comienza: se centra en afianzar y darle rumbo cierto a Venezuela hacia el socialismo.
Son 200 años de nuestro grito inicial de emancipación: grito que atraviesa el tiempo y sigue sonando sin que se apague su aliento originario.
Celebrar esta gesta, que nos honra y nos da sentido, debe significar un certero y firme compromiso con nuestro tiempo histórico.
Ya en nuestra Carta Magna está señalado, a grandes trazos, el sendero: y este proyecto precisa tanto la concepción como las acciones. Los años que llevamos en Revolución son la concreción de nuestra dinámica constructiva, creativa y liberadora.
Nos resta ahora profundizar en el alma colectiva y en la práctica cotidiana, con un propósito superior: la encarnación definitiva del poder popular y el despliegue de toda su fuerza liberadora, para darle sentido pleno y destino irreversible a la Revolución Bolivariana.
Hoy más que nunca se palpa el ideal bolivariano, el cual es sencillamente nuestro ideal de defender aquello que nos pertenece por el sólo hecho de ser venezolanos, basado en principios y valores históricos, como principal motor capaz de darle cabida al proceso revolucionario de cambios.
Un ideal que debe estar fundamentado sobre la base de un Compromiso de Lucha, el cual debemos tener siempre y en todo momento para no permitir que el proceso de transformación que está viviendo nuestro país se quebrante o se disuelva.
Un ideal Fortalecido en la Honestidad, donde no sólo se trate de ser honesto con los demás, sino co uno mismo en todo momento, diciendo, escuchando respetando la verdad y nunca pretendiendo exigir lo que nunca se da. Un ideal de Tolerancia, sustentado en la comprensión y aceptación de las diversidades de pensamiento debido a que todo vivimos en la misma patria.
Pero sobre todo, un ideal forjado en base a un Sentimiento Histórico de la Memoria Colectiva, venido es este momento de transformación que estamos atravesando, el cual nos hace pensar que en nuestra patria se está consolidando 200 años después el sueño de nuestros libertadores
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